Cuando se cuenta con un inmueble se está expuesto a reclamaciones por los daños ocasionados por el mismo (incendios, fugas de agua, caídas de elementos…) a otras personas u objetos. Los seguros de responsabilidad civil inmobiliaria se encargan de proteger a los propietarios de estos percances. Te explicamos cómo.
La responsabilidad civil inmobiliaria es aquella que corresponde al propietario de un inmueble, local, vivienda o terreno por los posibles daños que pueda ocasionar a un tercero, por lo que es recomendable que cuente con un seguro que la cubra si quiere estar protegido ante posibles reclamaciones. No obstante, si se demuestra su culpa en el hecho y no dispone de este tipo de protección, tendrá que pagar directamente los desperfectos y lesiones reclamados por los perjudicados.
¿Qué debe cubrir un seguro de responsabilidad civil inmobiliaria?
Un seguro de RC inmobiliaria debe cubrir
- Los daños que genere el uso de la vivienda, así como los que puedan ocasionar los elementos que sean comunes en la construcción donde se ubica.
- Los incidentes devenidos de los trabajos de reparación o mantenimiento hechos al domicilio, para los que previamente se tiene que contar con los permisos oportunos para hacer la obra que generó el siniestro.
- En caso de contar con personal doméstico en la vivienda o empleados en el local, es interesante disponer de la cobertura de responsabilidad civil patronal para los daños corporales mientras realizan sus funciones durante las construcciones o reparaciones del edificio.
- Cuando se subcontrata personal, para hacer una reforma, por ejemplo, se debe contar con la garantía de responsabilidad civil, que cubre y protege a los trabajadores de aquella empresa en caso de que ocurra algún siniestro por los daños corporales y materiales que sufran.
Además de proteger ante este tipo de daños, que pueden suponer desde un incendio, hasta un desprendimiento o una inundación, este tipo de pólizas también pueden incluir cobertura de los costes judiciales, en caso de que haya que contar con asesoramiento legal a partir de las reclamaciones por daños de un tercero.
Diferencias entre responsabilidad civil inmobiliaria y responsabilidad civil locativa
A veces, se puede confundir la Responsabilidad Civil Inmobiliaria con la Locativa. Mientras la primera protege al propietario por posibles daños a terceros, la última cubre los daños causados al propio local por parte del arrendatario de la edificación en la que se desarrolla la actividad, frente al propietario de la misma, cuando los daños se hayan producido por un siniestro incluido en las coberturas de la póliza, como incendio, explosión o acción del agua. También cubre en caso de que se tenga alquilada una vivienda y los inquilinos causen desperfectos en la misma.
Por eso, en caso de no contar con RC Locativa los arrendatarios o inquilinos tendrán que hacer frente con su propio patrimonio a las reclamaciones por los daños ocasionados en el inmueble, con independencia de si el propietario cuenta con un seguro de RC Inmobiliaria.
Por todo ello, es muy importante incluir la RC locativa cuando se va a arrendar un local a otra persona para que desarrolle una actividad continuada o puntual multitudinario (un restaurante, una fábrica, una sala de fiestas, etc.), ya que es habitual que se produzcan percances que deterioren el mismo (pequeños incendios en la cocina de un bar, deterioros en la estructura tras un congreso, fugas de agua en un comercio…). Es la mejor forma de garantizar la integridad de la propiedad.
Ejemplos de responsabilidad civil inmobiliaria
Existen multitud de ejemplos en los que la RC Inmobiliaria actúa:
- Un incendio por problemas en la instalación eléctrica en un local, cuyo fuego se propaga al local contiguo provocando daños materiales.
- La rotura de una tubería en una vivienda que causa una inundación en el piso inferior.
- Un mueble que se vuelva sobre alguien que está visitando la casa, provocándole lesiones.
- La caída de elementos de una cornisa que provoca lesiones a un viandante.
- El desprendimiento de una antena de televisión que colisiona con un coche aparcado causándole desperfectos.
- La rotura de un rótulo comercial que provoca daños a las personas que se encuentran en la calle.
- Los daños ocasionados por el derrumbe de un edificio o una pared.
- Un fuego en un comercio que causa humos que derivan en la hospitalización de los clientes que se encontraban en el mismo.