Los riesgos emergentes, en cualquier área, son aquellos que hasta el momento de su evaluación no han sido clasificados, y no se conocen aún las consecuencias que podrían conllevar. Son difíciles de predecir y la mayor dificultad para hacerles frente es precisamente eso, el desconocimiento hacia ellos, el hecho de no tener experiencia previa en las consecuencias reales que causan y no ser capaces de saber hacia dónde van a derivar.
En cualquier caso, hemos de ser capaces de prevenir sus posibles consecuencias. Ello solo se consigue, como por ejemplo en el ámbito empresarial, estableciendo una adecuada gestión de riesgos emergentes. Y, dentro de este ámbito de la empresa, los riesgos emergentes en el trabajo constituyen uno de los principales problemas a los que se enfrentan las organizaciones.
Saber cuáles son, cómo identificarlos, y como gestionarlos son los objetivos de este artículo que desarrollamos a continuación.
¿Qué son los riesgos emergentes en el trabajo?
Los riesgos emergentes en el trabajo son aquellos que surgen de factores como la globalización, la innovación técnica y las nuevas tecnologías, o los cambios demográficos en la población, entre otros, y que afectan al trabajador en el desarrollo de su desempeño.
Según la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo, riesgo emergente es “cualquier riesgo nuevo que va en aumento”.
En este sentido define “nuevo” como aquel riesgo que no existía anteriormente, y que está causado por nuevos procesos, nuevas tecnologías, nuevos tipos de lugar de trabajo, o por cambios sociales u organizativos.
De igual manera, se entiende que un riesgo va “en aumento” cuando se incrementa el número de peligros que dan lugar al mismo, o el nivel de exposición y número de trabajadores expuestos al peligro.
Para la Agencia, los riesgos emergentes en el trabajo podrían clasificarse en cuatro grandes grupos:
- Físicos: Aquellos que afectan directamente al estado físico del trabajador, como por ejemplo la exposición a vibraciones o posturas forzadas.
- Químicos, como los causados por las sustancias peligrosas en el tratamiento de residuos.
- Biológicos, como pueden ser los provocados por una pandemia, o la exposición a microorganismos resistentes a los medicamentos.
- Psicológicos: los que afectan al estado mental del trabajador, como los contratos precarios o todo aquello que causa desequilibrio entre su vida laboral y personal.
Ejemplos de riesgos emergentes y características
Siendo numerosos los riesgos emergentes a los que se enfrenta la sociedad, en general, podríamos agruparlos en cuatro tipologías.
Catástrofes naturales
Sin duda, el cambio climático es el mayor generador de riesgos emergentes. Lo vemos, lamentablemente, constantemente en los informativos: inundaciones, DANAs, huracanes, desbordamiento de ríos y pantanos, etc.
Pandemias y riesgos para la salud
Con el virus de la COVID-19 el mundo conoció uno de los ejemplos de riesgos emergentes más significativo. Nadie, ninguna institución ni persona a nivel mundial, fue capaz de prever y alertar sobre este fenómeno. Lo bueno, que abre puertas a que la sociedad esté más preparada para otra pandemia de este calibre.
Riesgos tecnológicos
Engloba un gran número de amenazas y riesgos para particulares y empresas. El cibercrimen, en su más amplia acepción, genera, sin duda, nuevos riesgos emergentes a los que hay que estar preparados para dar respuesta desde todos los ámbitos.
Choque de civilizaciones
A nivel global, representa un importante riesgo emergente, que afecta, en la práctica, a todos los países, y que genera numerosas consecuencias, como incremento de la delincuencia o el terrorismo, y que colateralmente puede llegar a tener un impacto importante en la economía.
Cómo identificarlos
Entre las características que permiten o ayudan a identificar los riesgos emergentes, se encuentran:
- El origen de estos riesgos emergentes puede ser de la naturaleza o por intervención humana.
- Son inciertos. Superan nuestra capacidad de controlarlos.
- Son complejos. Pueden afectar tanto a personas, como organizaciones e incluso a gobiernos.
- Es difícil calcular su capacidad de impacto.
- Tienen una baja probabilidad de ocurrir.
- Son volátiles. Debido al desconocimiento que se tiene de ellos, pueden cambiar radicalmente de la noche a la mañana.
Gestión de riesgos emergentes
Si ya resulta importante llevar a cabo una correcta gestión de riesgos comunes en las empresas, en el caso de los riesgos emergentes resulta aún más decisivo. Por ello, es fundamental establecer un correcto proceso de gestión de riesgos emergentes.
Y es que la gestión de riesgos emergentes requiere una actuación y respuesta rápida y ágil. Debe ser capaz de identificar lo improbable para estar prevenido.
En cuanto al tipo de gestión, no existe un único modelo de proceso de gestión de riesgos. Sin embargo, se pueden establecer como mínimos los siguientes pasos o etapas para los riesgos emergentes:
- En primer lugar, establecer los objetivos que queremos alcanzar con este plan de prevención.
- A continuación, identificar los riesgos emergentes a los que puede estar expuesta nuestra empresa u organización.
- Como tercer paso, evaluar y realizar un análisis de los riesgos que hemos identificado, prestando atención a la interconexión que pudieran tener con otros riesgos y las implicaciones para la entidad.
- Establecer la respuesta que la empresa puede dar ante estas amenazas, incluyendo, si es necesario, la ayuda externa para paliar sus posibles consecuencias.
- Y, por último, resulta muy útil monitorear el plan establecido, así como los propios riesgos emergentes detectados.