Los deepfakes representan una amenaza creciente para las empresas mediante fraudes y daños reputacionales. Descubre sus riesgos y estrategias de protección, incluyendo seguros de ciberriesgos.
Los deepfakes, o contenidos audiovisuales manipulados por inteligencia artificial, se han convertido en una amenaza para las empresas. Su capacidad para reproducir rostros y voces de personas con un gran realismo facilita fraudes, suplantaciones de identidad y ataques dirigidos a la reputación corporativa.
En este artículo se analiza qué es un deepfake y cómo funciona, los peligros específicos que presenta para las empresas, y las medidas técnicas, organizativas y contractuales, entre ellas la suscripción de un seguro de ciberriesgos, para minimizar su impacto.
¿Qué es un deepfake y cómo funciona en entornos empresariales?
Un deepfake es un contenido audiovisual generado o modificado mediante técnicas de inteligencia artificial. El proceso habitual incluye: recolección masiva de datos (vídeos, audios, fotografías), preprocesado de esas muestras, entrenamiento de modelos de IA que aprenden patrones faciales y vocales y, finalmente, la generación o síntesis de nuevo material que imita a personas reales. El resultado puede ser una imagen, un vídeo o una pista de audio extremadamente verosímil: una voz que parece la de un directivo pidiendo una transferencia, o el rostro de un gerente transmitiendo instrucciones en una videollamada.
En entornos empresariales, los usos maliciosos más habituales incluyen la suplantación de identidad de directivos para autorizar pagos, la creación de pruebas falsas para desprestigiar a la empresa, o la manipulación de comunicaciones internas para obtener acceso a sistemas o datos sensibles.
Principales riesgos del deepfake para empresas: económicos, reputacionales y regulatorios
Los riesgos derivados del uso malintencionado de deepfakes se pueden agrupar en tres grandes ámbitos: económicos, reputacionales y regulatorios. En el plano económico, el fraude por deepfake puede desencadenar transferencias indebidas, robo de propiedades intelectuales o pérdidas por interrupciones operativas. A nivel reputacional, la difusión de contenido falso puede dañar la confianza de los clientes, inversores y socios, con efectos duraderos en la marca empresarial. Finalmente, desde la perspectiva del cumplimiento, las empresas pueden enfrentarse a sanciones si no adoptan medidas razonables para proteger datos personales o no informan adecuadamente tras un incidente según el RGPD y otras normas aplicables.
Aunque los deepfakes son globales, en España y Europa ya se han documentado incidentes que ponen de relieve la necesidad de respuesta inmediata: desde suplantaciones en videollamadas hasta campañas de desinformación dirigidas contra organizaciones.
Los deepfakes representan una amenaza creciente para las empresas mediante fraudes y daños reputacionales.
Fraude por deepfake y suplantación de identidad en compañías
El fraude por deepfake suele presentarse en escenarios concretos: una videollamada en la que alguien finge ser el consejero delegado para ordenar un pago urgente, o un archivo de audio que aparenta la voz de un proveedor indicando un cambio de cuenta bancaria. Las consecuencias económicas pueden ser significativas, pero también lo son las repercusiones legales: responsabilidades por control interno insuficiente, incumplimiento de obligaciones frente a terceros y potenciales reclamaciones por negligencia.
Para las empresas, entender estos escenarios es el primer paso para diseñar controles que impidan que una manipulación audiovisual se traduzca en una decisión financiera o estratégica con grave repercusión en las mismas.
Deepfake en videollamadas: detección y amenazas crecientes
Las plataformas que se utilizan habitualmente para realizar videollamadas empresariales, como Zoom o Teams, son un campo natural para los deepfakes. Algunas señales de alarma que pueden ayudar a detectar anomalías o intentos de fraude incluyen desincronización entre voz y labios, movimientos faciales artificiales, texturas de imagen poco realistas o cambios sutiles en la entonación. Sin embargo, la sofisticación creciente de los modelos hace que la detección humana sea insuficiente en muchos casos, por lo que se requieren soluciones técnicas y protocolos operativos.
En cualquier caso, siempre que se sospeche de unas órdenes fuera de lugar, es aconsejable cerciorarse de la veracidad de la comunicación realizada.
Cómo proteger a una empresa de deepfakes: medidas multicapa
La protección frente a deepfakes exige una respuesta multicapa (técnica, humana y contractual), integrada en el plan de gestión de riesgos de la empresa:
- Formación y concienciación. Capacitar a empleados para reconocer señales de fraude y protocolos de verificación antes de ejecutar órdenes sensibles.
- Verificación multifactor y procedimientos alternativos. Implementar pasos obligatorios de confirmación (por ejemplo, llamadas a números verificados o validaciones biométricas seguras) para autorizaciones críticas.
- Herramientas de detección basadas en IA. Emplear soluciones que analicen metadatos, patrones de compresión y características biométricas para identificar manipulaciones.
- Auditorías periódicas y pruebas de simulación. Incluir escenarios de deepfake en ejercicios de ciberseguridad y planes de continuidad.
- Políticas internas y cláusulas contractuales. Establecer protocolos claros para la gestión de comunicaciones y cláusulas de responsabilidad con proveedores.
Integrar estas medidas en la gobernanza corporativa reduce la probabilidad de incidentes y demuestra diligencia ante reguladores y clientes.
La protección frente a deepfakes exige una respuesta multicapa (técnica, humana y contractual).
Seguro de ciberriesgos para suplantación de identidad por deepfake
Frente a todo este tipo de amenaza, los seguros de ciberriesgos son una herramienta complementaria esencial. Más allá de cubrir pérdidas económicas directas, las pólizas modernas incluyen respuesta a incidentes, costes de investigación forense, asistencia legal, gestión de crisis reputacional y, en algunos casos, coberturas específicas para deepfakes.
Por ejemplo, Markel, a través de su seguro cyber para empresas, diseña ofertas que contemplan asesoría especializada y reacondicionamiento reputacional, además de indemnizaciones por pérdidas verificadas. No dudes en solicitar una cotización para que nuestros expertos evalúen el nivel de cobertura necesario para tu empresa en función del perfil de riesgo.
Marco legal y consecuencias del incumplimiento en deepfakes
Los deepfakes pueden desentrañar obligaciones legales para las empresas, bien sea por incumplimiento de la Ley de Protección de Datos, responsabilidad penal por suplantación o fraude, y requisitos de información y diligencia para entidades reguladas. No adoptar medidas preventivas puede conllevar sanciones administrativas, reclamaciones civiles y daños reputacionales para las empresas, difíciles de reparar.
Para hacer frente a ello, las políticas de prevención y los seguros actúan como mecanismos complementarios para cumplir la normativa y limitar el impacto financiero y legal de un incidente.
Casos prácticos de deepfakes y recomendaciones finales para empresas
Existen algunos casos de deepfake relevantes que sirven para ilustrar la importancia de estar protegidos frente a este fenómeno.
Por ejemplo, a principios de 2024, la empresa de arquitectura que diseñó la Ópera de Sídney y el Estadio Etihad, Arup, fue noticia porque un empleado del área financiera en Hong Kong mantuvo una videoconferencia con su director financiero. El resultado de la reunión fueron 15 transferencias por más de 25 millones de dólares, que fueron a parar a manos de los delincuentes.
Para reducir la exposición a los deepfakes, es necesario aplicar una serie de pasos, como:
- Evaluar vulnerabilidades críticas (pagos, acceso a información sensible).
- Implantar verificación reforzada para transacciones y cambios de datos bancarios.
- Formaciones regulares para equipos clave.
- Incorporar detección automatizada en las comunicaciones.
- Contratar una póliza de ciberriesgos acorde a la actividad y tamaño de la empresa.
En resumen, los deepfakes son un riesgo emergente, pero gestionable: la combinación de tecnología, procesos, formación y un buen seguro convierte una amenaza potencial en un riesgo controlado.
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