Artículo Luis Bodaño

¿Existen oportunidades dentro de la actual crisis en España?

En el entorno complicado que estamos viviendo con muchas variables económicas que siguen castigando al país, hay que hilar fino para responder afirmativamente a esta pregunta pero lo cierto es que sí que las está habiendo; eso sí, la respuesta tiene truco pues no es precisamente en el mapa nacional donde se concentran sino principalmente más allá de nuestras fronteras.

Un indicador enormemente llamativo es el resultado de la balanza comercial. En el acumulado de enero a julio las ventas al exterior crecieron un 7% respecto al mismo periodo del año anterior y volvieron a alcanzar un máximo en la serie histórica, 138.583 millones de euros, según los datos de la secretaría de Estado de Comercio. Por contra, se importó un 3,1% menos que en 2012 (145.194,1 millones). Estas cifras dejan un déficit comercial de 6.611,1 millones, lo que supone una mejora de hasta el 67,5%. Entre enero y junio del año pasado la diferencia negativa entre exportaciones e importaciones era de 20.334 millones.

Las empresas españolas venden más en el exterior y tiran de la balanza.

Estas cifras lo que vienen a constatar es el hecho de que España tiene cada vez una mayor presencia internacional. Y esto no ha ocurrido como resultado de un aumento de la expansión sino más bien como resultado de la necesidad. En otras palabras, muchas de las compañías que han sobrevivido a la crisis son las que han salido fuera y ya no solo hablamos de las grandes empresas sino que son numerosas PYMES las que se embarcan en nuevos desafíos en otros países.

¿Y nos afecta esto al negocio asegurador?

Evidentemente, sí. En primer lugar y bajo la premisa de que debemos dar soluciones a las necesidades de nuestros clientes, se requieren más programas multinacionales, conocimiento de las legislaciones locales, etc.

¿Y concretamente a los seguros personales?

Efectivamente. Cada vez son más los españoles que tienen la necesidad de atravesar nuestras fronteras para ir a desempeñar su actividad con su empresa habitual a otros países.

Nos estamos refiriendo a estancias temporales, más o menos largas en el extranjero, de personas que mantienen el referente con España. Es decir, que no se marchan de forma definitiva. No estamos hablando, por tanto, de emigrantes, sino de personas están ligadas laboralmente a una empresa española y por motivos de trabajo tienen que pasar un determinado tiempo de su vida laboral en otro país, que saldrán solos o con toda la familia, y que realizarán, con mayor o menor frecuencia, viajes de regreso a su domicilio de origen.

Esta circunstancia acarrea una serie de riesgos que deben de ser cubiertos. Se trata de un colectivo exigente; son empleados que han de desplazarse por trabajo y requieren hacerlo en las mejores condiciones.

El mercado asegurador trata de buscar soluciones a estas necesidades a través una variada gama de productos que incluyen garantías de fallecimiento, invalidez, asistencia sanitaria, repatriación, etc. y que podemos agrupar en tres grandes bloques: Riesgo (Vida/Accidentes), Business Travel (Viaje de trabajo) y Expatriados.

Otro dato revelador: en 2008 el número de Viajes de negocio fue de 2,1 millones; en 2012 aumentó a 2,9 millones. Es decir, en plena crisis, el incremento porcentual ha sido muy significativo.

Igual que se ha ampliado el tipo de empresa que sale fuera, también lo han hecho los destinos frecuentes. Ya no hablamos solamente de Latinoamérica pues es cada vez más común encontrar operaciones españolas en Asia, África o Europa del Este.

De la misma manera ya no son solo los altos directivos y los técnicos cualificados los que se desplazan sino empleados de cualquier perfil.

En este sentido la oferta aseguradora a día de hoy es mucho menor que la existente en productos para uso en el territorio nacional. A esto añadimos que son diferentes tipos de empresa los que conforman la industria de los seguros y la asistencia en viaje, más allá de las propias aseguradoras encontramos desde proveedores de servicios de asistenta hasta gestoras de reclamaciones, pasando por reaseguradoras. Por tanto, el desarrollo de productos que se adecuen a la necesidad de cada riesgo, supone no solo un reto para las compañías de seguros, sino también una gran oportunidad.

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