A la hora de montar una empresa, un emprendedor puede optar por distintas fórmulas. Una de las más habituales es la sociedad anónima, que exige una serie de requisitos para desarrollarse. Te explicamos todo sobre ella.
Sociedad anónima: qué es
La sociedad anónima es una sociedad mercantil creada para desarrollar una actividad económica en la que los socios realizan aportaciones de capital, que se materializan en acciones, y cuya responsabilidad queda limitada a dicho capital, de modo que solo responderán por las deudas sociales hasta el límite de la aportación realizada.
Sociedad anónima: características
Las sociedades anónimas tienen unas características propias:
- Capital social. El dinero aportado está fraccionado en pequeñas partes, denominadas acciones, que confieren a su titular la condición de socio.
- Responsabilidad de los socios. Participan en las pérdidas y ganancias en proporción al capital aportado.
- Tributación y personalidad jurídica. Tiene personalidad jurídica propia y tributa por el Impuesto de Sociedades y el IVA.
- Órganos obligatorios. Debe contar con una Junta General de Accionistas, en la que se reúnen todos los accionistas para discutir aspectos relevantes del funcionamiento y organización de la empresa; y un Consejo de Administración, elegido por la Junta para gestionar la empresa.
¿Cómo crear una sociedad anónima?
Su constitución debe realizarse mediante escritura pública y debe ser inscrita en el Registro Mercantil con un nombre seguido de las siglas S.A. Es necesario aportar un capital social mínimo de 60.102 euros, dividido en acciones nominativas, teniéndose que desembolsar al menos un 25% del mismo en el momento de la constitución.
¿Cómo crear una sociedad anónima en España?
Para crear una sociedad anónima en España hay que cumplir con una serie de trámites:
- Acudir al Registro Mercantil y solicitar un certificado de denominación social que garantice que el nombre de la nueva empresa no coincide con alguna ya existente con la misma actividad.
- Abrir una cuenta bancaria a nombre de la nueva empresa, con, al menos, los 60.102 euros de capital social inicial de la compañía.
- Fijar los estatutos de la empresa, que se incluirán en la escritura de constitución, y que deberá ser firmada ante notario.
- Pagar el impuesto de transmisiones patrimoniales en la Consejería de Hacienda de tu comunidad autónoma.
- Un mes después de la firma de la escritura se inscribirá la sociedad en el Registro Mercantil, para lo que se necesita una provisión de fondos.
- Solicitar en Hacienda el CIF, presentando una copia de la escritura de constitución, el impreso de solicitud y una copia del DNI, así como dar de alta la firma en el Impuesto de Actividades Económicas.
- Los socios deben ingresar en el régimen de la Seguridad Social y afiliar a los trabajadores.
- Antes de comenzar la actividad, la empresa debe solicitar el libro de visitas en la Inspección General de Trabajo y obtener la licencia de actividades en el ayuntamiento donde la sociedad tenga su sede.
¿Qué es una sociedad anónima unipersonal?
Se trata de una empresa de carácter mercantilista en la que la propiedad recae en un único socio, bien porque así se haya constituido desde un principio o porque a lo largo del tiempo otros socios se hayan desvinculado del proyecto.
El capital social mínimo de constitución también es de 60.102 euros, totalmente suscrito en el momento de la constitución de la sociedad y desembolsado al menos un 25%. Al igual que en la sociedad anónima, la toma de decisiones requiere la constitución de una Junta General, que en este caso estará constituida por el único socio (que puede ser persona física o sociedad mercantil) o su representante. Además, la responsabilidad del socio se limitará a las acciones suscritas con algunas excepciones, como violaciones de leyes, negligencia en su cargo o no haber dado publicidad a la sociedad en los 6 meses siguientes a la fundación.
Sociedad anónima: ejemplos
Además de la sociedad anónima unipersonal, como puede ser un pequeño restaurante o un consultor contable, existen otros tipos de S.A.:
- Laboral, en la que la mayor parte del capital social pertenece a los trabajadores de dicha empresa, como es el caso de algunas empresas distribuidoras agrícolas.
- Deportiva, que es adoptada por los clubes o equipos profesionales que participan en competiciones oficiales profesionales de ámbito estatal.
- Europea, una fórmula muy usada por las empresas que operan en varios países de la Unión Europea.
- Cotizada, cuyas acciones cotizan en bolsa, que son los gigantes empresariales.
- Abierta, tiene que ser cotizada, y busca siempre financiación para aumentar su capital social, como inmobiliarias o entidades financieras.
- Cerrada, que no cotizan en bolsa y cuyas acciones son propiedad de los fundadores o de un grupo pequeño de personas, muy habitual entre las empresas familiares.
